En esto de capturar el momento en pareja hay dos personas que admiro muchísimo: los chicos de la Circunvalación. Carlos y David, han conseguido lo que parecía imposible, viajar de la forma más austera posible, en pareja y documentarlo todo.
Dime con quién andas y te diré quién eres
El año pasado conocí una de tantas personas con las que hice buena migas, soy bastante sociable así que no es nada nuevo, pero hablando y hablando nos dimos cuenta de que compartíamos gustos similares a la hora de rodar el moto, esto es complicado porque una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Yo siempre insisto mucho con el tema de las fotos, soy francamente tedioso e insoportable haciendo fotos cual asiático frente a un monumento. Y haciendo vídeos tampoco me quedo corto, creo que si tuviera un dron, en mis viajes haría menos de 50 km por día. Un día tomamos la decisión de que nos teníamos que poner a prueba porque hemos ideado grandes viajes para rodar a duo pero si no somos capaces ni de pasar una noche de camping juntos no creo que podamos irnos a recorrer el mundo.
Nos pusimos con el portátil y unos cafés a ver que ruta podíamos trazar por España para un fin de semana completo. “Podemos pasar por aquí” - "Perfecto”. “Demos una vuelta por acá” - "Genial”. Y en tres horas ya teníamos una ruta hecha con varios puntos de interés por donde pasar. Cuando te emocionas “cosiendo” un mapa al unir poblaciones puede que te excedas un poco, como nos pasó a nosotros que hicimos una escapada de 800 Km para dos días por carreteras terribles. En una BMW 1200 GS o una Triumph Trophy 1200 por autovía es un placer meterse cifras como estas, yo he probado motos grandes de turismo y no hay color comparándolo con mi Yasmina. Otra cosa ya es el “sufrir” las carreteras cuaternarias donde te puedes trasladar 60 años en el tiempo si vives en ciudad.
Cuando nos preguntan a donde vamos, tenemos que escoger un sitio para ubicar a la gente, así que, como corte entre el sábado y el domingo, elegimos Plasencia. A esta gran ciudad se puede llegar desde Madrid en poco más de dos horas por la autovía, ¿pero qué gracia tendría? Plasmamos el boceto de nuestra ruta en Google Maps y nos marcaba 8 horas para ir y otras 8 horas para volver. Contando con que no voy a dejar la cámara tranquila suponía que al final echaríamos medio día en la carretera, con lo que tocaba hacer algo que no me gusta demasiado: madrugar.
Amanece un nuevo día… demasiado tempano
Aunque mi compadre estuvo puntual como un reloj en la puerta de mi casa, no salimos hasta las 09:00 h por mi culpa. Detalles de última hora que había pasado por alto. Hasta Pelayos de la Presa, intercambiamos las monturas porque tenía ganas de que probara mi moto con las maletas y me contara sus impresiones. Hasta la fecha nadie ha hecho kilómetros en mi moto, si ha habido personas que se han dado una vueltecita a la manzana pero poca cosa, mi amigo Juanma es el primero. No es porque no quiera que nadie lo haga, simplemente no se ha dado el momento. Desde Pelayos de la Presa cogimos el inicio de la M-541, una carretera que está tan destrozada que casi tenía que ir de pie en mi moto, en circunstancias como esta se agradece una moto con suspensiones largas.
Mi compañero de aventura estaba vendido con su escúter que no daba más de sí, ritmo lento y cuidado con los agujeros porque condicionan la trazada de las ruedas. Por suerte fue en la única carretera donde lo pasó mal, es que casi se podría decir que era un camino con algo de asfalto.
En cuanto llegas al cruce con la N-403 cambia bastante, la M-541 se desdobla con un carril para cada sentido y el asfalto pasa a estar simplemente viejo. Vamos enlazando pueblitos chulos vistos desde las montañas con su característica forma castellana que consiste en la iglesia con campanario en el centro, el ayuntamiento cerquita y el resto de casitas, con tejados de teja naranja, que se han construido alrededor, dándole una forma circular a la población.
Empezamos a unir estos pueblines por las rústicas carreteras que los comunican, pasando por Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Pelaustán, dirección Navamorcuende, pero antes de llegar paramos a tomar un piscolabis a la sombrita de los pinos en un llano en mitad de la TO-9045-V. El sitio es una pasada, tranquilo, con toda la naturaleza que puedas imaginar y donde dejar el coche para empezar una de las múltiples rutas de mountain bike que hay en la zona, justo como hicieron dos tipos al llegar nosotros.
Al parar las motos, Juanma tuvo un pequeño percance y es que la pata de cabra de su moto es muy corta, no asentó bien y la moto se venció. Yo, con afán de intentar evitar el desastre hice como cualquiera hubiera hecho: Echar mano de donde sea como acto reflejo. La consecuencia fue una quemadura en dos dedos por agarrar el tubo de escape, y eso que llevaba los guantes puestos. Cosas que pasan y que por suerte la moto salió ilesa de lo mullido que está el campo por la hoja de pino en el suelo.
En Navamorcuende merece la pena pararse a ver la iglesia de Santa María de la Nava, construida en el siglo XVI sobre otra construcción anterior del siglo XI, construida con mampostería de sillares y con esas bolas de piedra que adornan todas las partes altas.
Pasado Buenaventura, se divisa el pueblo de Pedro Bernardo desde una posición baja. Quedando perfectamente incrustado en las montañas. De camino cambiamos de provincia, pasando de Castilla la nueva a Castilla la Vieja, o lo que es lo mismo, de Castilla la Mancha a Castilla León. La subida a este pueblo es interesante, con carreteras, caminos y calles empinadas zigzagueando por el monte y desde lo alto, la vista es casi infinita.
Sierra de Gredos
Ahora empieza lo bueno, nos metemos de lleno en la Sierra de Gredos para deleitarnos por carreteras llenas de curvas que vas trepando las montañas y descendiendo a ritmos rápidos, siempre dejándonos unas vistas estupendas a alguno de los lados de la carretera. Un alto en el camino nos permite visitar Mombeltrán y su castillo. Aunque a ras de suelo no se consigue disfrutar en plenitud del castillo del duque de Alburquerque, se nota que está en una posición privilegiada que le permite observar todo lo que sucede en el barranco que custodia. Construido entre los siglos XV y XVI, es una residencia privada que no abre al público general.
Allí mismo, a las puertas del castillo, se sentía en el ambiente el característico olor de la carne a la brasa, proveniente de un restaurante avilés con un montón de motos custom en la puerta. Sus 20€ de menú sin pan, postre y bebidas nos descuadraba todo el presupuesto para el finde con lo que yo sacié mi ansia con mis populares crepes de chocolate y mi buen amigo con un poco de embutido y pan.
Siguiendo por la AV-923 llegamos a Arenas de San Pedro. Aquí se puede estar el día entero viendo cosas o centrarse en lo más relevante, el Castillo de la Triste Condesa, costruido en el siglo XV, que estaba decorado con atrezo medieval y yo no disponía de tiempo suficiente para esperar la enorme cola para entrar.
En principio el Conde Ruy López Dévalos pensó en construirlo en Mombeltrán por ser una población bien comunicada, pero los aldeanos se opusieron al presentir que se trataba de un símbolo de opresión y tubo que construirlo en esta localidad.
La situación del castillo contrasta con la de muchas otras fortificaciones de la época, al no hallarse sobre terreno elevado sino en una de las zonas más bajas de la villa. Esto pudo deberse a una construcción apresurada y poco planificada por parte del Condestable, tras recibir la negativa de Mombeltrán. Su construcción se financió a través de una serie de impuestos exigidos a los habitantes de las villas y aldeas del señorío.
En 1430 el conde entregó el castillo como dote nupcial a su hija doña Juana Pimentel, tras su matrimonio con don Álvaro de Luna, quien residiría puntualmente en el castillo. Don Álvaro fue una figura de gran importancia en aquella época, en la que alcanzó grandes cuotas de poder, terminó siendo víctima de una confabulación de la nobleza castellana, siendo finalmente decapitado en Valladolid el 2 de junio de 1453. Su esposa, Juana Pimentel, a partir de entonces se ganaría el sobrenombre de "la Triste Condesa".
Allí cerquita está el embalse de Riocuevas, un sitio chulo para tomar el bocadillo, aunque nosotros aguantamos un poco más y preferimos hacerlo un poco más adelante, en Guisando.
A muchos os sonarán los Toros de Guisando que están en el límite fronterizo entre Castilla y León y la Comunidad de Madrid, en el municipio de El Tiemblo. La población de Guisando también está en Ávila pero bastante lejos de donde están los toros, por eso decidieron construir sus propios toros en granito haciendo un homenaje a los verdaderos Toros de Guisando.
Después de llenar el buche a la orilla del río Pelayos, muy cerquita de los toros, nos ponemos en nuevamente en marcha por un camino asfaltado, el GR 180, conocido como la senda Valle del Tiétar que termina en Poyales del Hoyo.
Un poco más adelante nos encontramos con una grata sorpresa. El Parque Megalítico, situado entre Poyales y Candeleda. Es un sitio curioso donde se pueden echar un par de horas si quieres fijarte en todos los detalles. Lo que más destaca de este parque es su réplica de Stonehenge, muy chula pero a una escala mejor, aunque de lejos da el pego totalmente. En otro punto hay un velocirraptor metálico con todo tipo de detalles que medirá tres metros de alto.
Rodeando la finca, en la valla de madera, hay multitud de figuritas que en conjunto o por separado forman otras mayores o incluso escenas en movimiento. El artista no solo le ha echado horas a este parque, se nota que también hay imaginación detrás de cada escultura. Son de esos sitio que o viene a verlo a propósito o te lo pierdes viajando por carreteras más grandes, porque ni siquiera está de paso de nada, a no ser que vivas por esta zona.
La Vera
Seguimos esta estupenda ruta recorriendo la larga Sierra de Gredos y nos adentramos en la Comarca de La Vera. Situada en el noreste de Extremadura, en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, su proximidad con las montañas da lugar a un micro clima más suave en invierno y más fresco en verano, cosa que agradecimos, incluso en las paradas donde ni me quitaba la chaqueta porque me entraba suficiente frescor por las ranuras de ventilación a pesar de no movernos. Con el paso del tiempo La Vera ha pasado de tener una economía eminentemente agraria para dedicarse al turismo rural y de naturaleza.
Nada más entrar en Extremadura nos encontramos con Madrigal de la Vera. Su monumento más relevante es el Puente Romano de Alardos. En principio no se sabe a ciencia cierta que sea romano, pero por la piedra y arquitectura se cree que es lo más probable. Antaño poseía dos ojos pero hoy el pequeño está tapado con hormigón y piedra. Sin embargo la envergadura del grande es asombrosa. En verano esta zona se convierte en una piscina natural y, como no, estaba a reventar.
Seguimos por la carretera que hila todas las Veras y paramos en Jarandilla de la Vera a reponer fuerzas y a sacar unas fotos del Castillo Palacio de los Condes de Oropesa, construido en el siglo XV, donde el Emperador Carlos V se alojó en 1556 mientras terminaban su residencia junto al Monasterio de Yuste. Hoy día es un Parador Nacional.
Antes de llegar al monasterio de Yuste paramos en un sitio muy singular que mi amigo Juanma ya conocía: El Cementerio militar Alemán de Cuacos de Yuste. Al entrar al recinto nos encontramos con una gran placa en alemán y castellano que nos recuerda que en ese lugar se encuentran enterrados los restos mortales de 26 soldados y marineros de la I Guerra Mundial, así como 154 de la II Guerra Mundial. Entre 1980 y 1983, Estos cuerpos se encontraban esparcidos por toda la geografía española, y fueron reunidos en un único sitio.
Todas las cruces son iguales independientemente del rango de cada difunto, pero leyendo las inscripciones, es sorprender como la mayoría de ellos vivieron alrededor de 20 años, muy jóvenes pero varios con rangos elevados para su temprana edad.
Los militares de este cementerio más relevantes para la historia de España son los del hundimiento del submarino U-77, el 29 de Marzo de 1943 frente a las costas de Calpe por 2 aviones ingleses que partieron de Gibraltar. Fallecieron 36 hombres, 2 desaparecieron y otros 9 lograron ser rescatados por marineros españoles. Todos los años se celebra el Volkstrauertag o Día de Luto Nacional, que conmemora la Embajada Alemana en España y acuden el alcalde de Cuacos de Yuste y altos rangos de Guardia Civil y Policía Nacional.
El Monasterio de San Gerónimo de Yuste data de 1402, pero la versión actual se reconstruyó a partir del original entre 1556 y 1558. Fue residencia de Carlos I de España y Carlos V, este último enterrado allí. Ya se nos hacía un poco tarde y no merece la pena pagar la entrada para verlo en 15 min, con lo que seguimos nuestra ruta hacia el oeste.
Pese a que veníamos cargados con lo necesario para acampar en un camping de Plasencia, al salir del monasterio le planteé a mi compañero de aventuras si en vez de pillar un camping buscamos un hostal gualtrapa y por lo menos dormimos en cama, reconozco que estaba más cansado de lo que esperaba, pero hacía meses que no cogía la moto y se notaba. Aprovechado que tenía algo de cobertura busqué lo más barato que nos quedara en ruta. La verdad es que por 9€ más, de lo que nos iba a salir el camping para los dos, encontré un hostalito que encima no nos hacía desviarnos gran cosa de la ruta, con lo que hice la reserva y continuamos la marcha.
El campanario de la iglesia de Garganta de la Olla me recuerda mucho al de Navamorcuende. Desde esta población ascendemos rápidamente por la carretera que va a Piornal, la CC-17.4, una carretera divertida, despejada, estrecha y empinada.
La ganancia de metros de altitud es tan rápida que se me empiezan a taponar los oídos. Es una delicia, tiene tramos despejados donde puedes disfrutar del paisaje hasta donde te de la vista y también zonas cerradas, casi tunelizadas, por los arboles donde casi parece que es de noche. Pasado Piornal la carretera empieza a descender ofreciéndonos más de lo que nos dio en la subida, hasta llegar a la N-110.
Aprovechamos a repostar ya que había una gasolinera al pie de la carretera que íbamos a tomar. Pocas veces he conseguido contener tanto el consumo, 298 km recorridos cuando me saltó la reserva, eso hace una media de 3,4 l/100 km, un consumo excelente para ir medio cargado curveando por las carreteritas de montaña.
Subimos por Rebollar, El Torno, Cabezabellosa y enganchamos con la Autovía Ruta de la Plata para bajar un momento a Plasencia, como habíamos planeado en el Monasterio de Yuste.
La idea era entrar en Plasencia, ver cuatro cosas importantes y salir de allí rápido, pero no contábamos con un detalle: eran las fiestas locales. Aun yendo en moto, nos teníamos que comer largos tramos de atascos, gente por todos lados, un calor sofocante y más aún con tanto motor encendido, pero llegamos al centro histórico de la ciudad.
Nos hicimos unas fotos casi nocturnas con el Acueducto y la Catedral de Santa María de Plasencia. Como iba bastante cansado y solo quería llegar al destino, siguiendo el GPS llegamos a la plaza cruzando una zona de tráfico restringido para residentes videovigilado… bueno son cosas que pasan.
Un día duro
Ponemos rumbo a nuestro hostal, al que llegamos ya de noche en Zarza de Granadilla. Este pueblo se siente deshabitado cuando cae la oscuridad, solo en el bar del hostal había algo de movimiento. Mientras nos toma nota un chico con pocas luces yo aprovecho para descargar las motos y ponerme una indumentaria más cómoda, esto me llevó unos 20 min y cuando bajé a ver porque no subía mí compañero, el chico aún seguía tomado nota, este chaval si fuera un pelín más lento iría marcha atrás. Al final tuvo que terminar el papeleo el encargado. Después de una duchita fresca, una lata de albóndigas y unos crepes para cenar estábamos como nuevos. No ha estado nada mal, casi 400 km y 13 horas de ruta. Nos hemos ganado la cama.
Si quieres ver el track de esta ruta lo tienes aquí.
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