Charlamos de todo un poco, es genial porque es la primera conversación 100% en español que tengo entre varias personas en Marruecos. Hablamos de todo un poco arrancando con lo típico de que haces por aquí, a que te dedicas, por donde has estado, esas cosas.
José se dedica a montar tours a medida para grupos pequeños de personas, no más de 15, ya que sus tours no son para ver lo turístico ni son de los típicos que cargan unos minibuses y muestran el paisaje desde las ventanas, el monta cada tour único y a medida de cada cliente o grupo de clientes. Resulta que le conté que pensaba ir a Ouzina, que está en el desierto por una pista de 30 km y me quedaba un día allí y luego subía ya rumbo a España por Errachidia, Midelt y rumbo a Meknes, Chefchauen y Tetuán pero me dijo que porque iba por ahí que me voy a perder lo mejor y comentó una ruta no turística por donde disfrutar de lo que a mí me gusta, paisaje a tope, además de ir por carreteras poco transitadas. Mil gracias a José por darme una ruta bonita de verdad y a Ibrahim por presentarmelo en un ambiente tan familiar, la verdad es que solo por esa cena ya mereció la estancia en Merzouga… bueno en realidad ni he pisado Merzouga, yo me hospedo en una villa a 10 km. Me pongo en marcha rumbo a Tinghir para subir por la garganta del Todra, la garganta que no me dio tiempo a ver hace unos días ya que solo pude con la del Dandés por tiempo. Hasta Tinghir le pisé bastante a la moto, no encontré ningún control de radar, en algún momento me puse a 140kmph y esque Yasmina vuela cuando el viento llega de cola. La idea era hacer los 200 km entre Merzouga y Tinghir en poco tiempo para disfrutar del resto del paisaje con calma y el plan salió a pedir de boca.
No tengo mucho que contar aquí, desde Tinghir, hasta donde me hospedo en Imilchil, todo el paisaje es una pasada y los pueblecitos medievales que crucé son muy auténticos, la tierra se trabaja sin máquinas y con arados de madera, la ropa se lava en el río restregándola contra las rocas, la gente es bastante pobre por estas zonas y no hay gasolineras ni tiendas, solo la gente local, sus casas, sus tierras y su ganado. Es una zona tan rural, tan tradicional, que las mujeres se ponían el velo al verme pasar aun habiendo distancia suficiente para no vernos las caras con definición.Me hospedo en el Jardín de imilchil, vengo recomendado por José, no me costó encontrarlo preguntando a un par de personas, en estas zonas todo el mundo se conoce.
Esto es un Albergue, pero cuando yo pienso en un albergue, pienso en un cuchitril lleno de bichos, basura, falta de higiene y destartalado, como en los que yo me he hospedad pero este es muy distinto, por fuera es una casita normal y corriente, pero por dentro las habitaciones están limpias, los muebles son nuevos y las mantas suaves y sin manchas de fluidos, en fin que me gusta mucho y espero que el precio sea lo acordado. Mi moto duerme fuera en la calle pero me ha dicho el dueño que no pasa nada que es tranquilo. No obstante esta es su casa o parte de su hogar, sus hijas estaban haciendo los deberes a 3 metros de donde yo cenaba, es un sitio muy acogedor, familiar y aunque el dueño no habla casi español, sí que lo entiende cuando le hablo y con eso me basta. Por cierto hace un frio que pela y cuando ya me disponía a irme a la cama oigo el sonido característico de cuando arranca una moto con sistema electrónico y voces en español, salgo a curiosear y resulta que acaban de llegar en plena noche un grupo de moteros, son 7 y son en mayoría de Melilla y 2 de Marbella que están haciendo kilómetros a todo trapo. Me he quedado con ellos a interncambiar aventuras, ha sido un momento de muchas risas y en español, uno de ellos me ha aconsejado un par de pistas cortas que merece la pena en mi ascenso, espero que sigamos en contacto porque me apetecería rodar con ellos alguna vez aunque ya me comentan que van rápido y ese no es mi estilo.
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