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​Caprichosa aventura

6/10/2016

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Vistas desde el Jebel Zagora
Jbel Zagora
Amanece con brumilla pero hace sol y calienta suficientemente. El parte para hoy avisa de lluvias moderadas desde Zagora a Boulmane Dades. Si no llevara una agenda que cumplir ahora sería buen momento para volver a Merzouga, pues ya se ha secado la pista militar y las pequeñas poblaciones que atravesaba, y hacer esta ruta cuando cesaran las lluvias, pero empiezo a pensar que soy como Rainman, no hago más que ir acompañado de la lluvia allí por donde quiero rodar.
Intento llenarme con el escueto desayuno que me ponen en el hotel pero, aun comiéndome el pan sin nada para untar, sigo con hambre con lo que en la habitación termino de completarlo con unos ibéricos y algo de pan árabe que me he traído para imprevistos como este.
Para este viaje no he traído gran cantidad de comida y tampoco utensilios para prepararla, solo algunos blísteres de producto nacional que ya se me están terminando.
Aunque la moto durmió en la calle, quedó escondida detrás de unas jardineras en un hueco para bicicletas al amparo de un vigilante del hotel. ​
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Ascenso al Djebel Zagora
Este hombre, aun siendo personal del hotel, en el momento de preparar mi moto, me saludó y extendió la mano para la propina, yo le dije que trabaja en el hotel, que ya le pagan para que cumpla su cometido, es más, el recepcionista me ofreció meter la moto en el restaurante a condición de que la retirara pronto en la mañana pero que teniendo vigilante no hacía falta, pero mis argumentos no bastaron para que el tipo siguiera extendiendo la mano y se justificara con que me ha vigilado la moto por la noche. No me gusta la gente que ve una matrícula europea y extienden la mano exigiendo dinero porque sí. Cierto es que a mi un euro ni me hace más rico ni más pobre, pero no le di nada. Pese al cabreo que se pilló, él cobra un sueldo, sea poco o injusto, las propinas se dan voluntariamente, no se exigen.
En elviaje anterior me quedé con ganas de subir a lo alto del monte que hay custodiando Zagora donde están todas las torres de comunicaciones de la ciudad, tiene un desnivel importante en pocos kilómetros y quiero quitarme esta espinita. Aunque se puede subir con un 4x4, el camino no está cuidado y hay desprendimientos, pero merece la pena, las vistas son una pasada.
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Oued Draa, la pista que tomaré y la N12. Vista desde la cara norte del Djebel Zagora
El acecho de las nubes grises
Continuo rumbo note dando un rodeo por la orilla este del Río Draa, mi intención es no usar la nacional y continuar por una pista hasta tomar la que me llevará a N’Kob. La pena para mí, y alegría para los locales, es que la mayoría de la pista está asfaltada a día de hoy, pero no han puesto mucho interés en la seguridad vial pues carece de señales de ningún tipo, tiene muchas curvas, mucha vegetación y hay gente por todos lados. Sin duda merece la pena igualmente como alternativa a la N9, pero hay que poner mucha atención, casi atropello a varios niños que se lanzan a la moto con intención de que les choques la mano en marcha.
En Bni Zoli tomo la pista hacia N’Kob, al principio es muy rápida, está muy rodada, no me extrañaría que empezaran a asfaltarla en breve. Lo bueno es que al llegar a una aldea la situación cambia, la pista se vuelve más guerrera y el cielo cada vez más oscuro. Para avanzar hay que ir por el lecho del río, el cual, con lluvia, tiene toda la pinta de llevar agua y en gran cantidad. La aldea no dispone de puente alguno con lo que si lleva agua, hay que mojarse para avanzar o directamente no poder cruzar. Lo bueno es que las piedras están muy compactadas.
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Camino a N'Kob
Al pasar un cruce de caminos elijo el de la derecha y llego a otro río. Esta vez hay que buscar la forma de meterse en su lecho, el terreno se ha visto muy deteriorado por el tiempo lluvioso que está habiendo estos días. Una vez dentro me cuesta mucho avanzar, el terreno es muy inestable, se compone de arena muy fina y piedra, la moto se hunde si no avanzo rápido pero las piedras me lo complican. Al final, al intentar subir a un cambio de nivel, la moto se queda enterrada con la rueda delantera mirando al negro cielo. No hay tiempo que perder, empieza a soplar el aire fuerte y en cualquier momento va a romper a llover. Desmonto las maletas y el top case y me pongo manos a la obra para sacar la moto de allí. El aire sopla fuerte y está levantando la fina arena de la superficie que se me mete en los ojos, con lo que no puedo quitarme el casco si quiero ver lo que hago, pero esto me cansa más porque no respiro bien y me pesa. La arena es tan fina que por más que relleno el agujero que hace la rueda trasera, en cuanto acelero un poco se vuelve a enterrar. Le pongo una piedra grande para que aplome mejor y lo relleno de rocas más pequeñas y arena. ​
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Atascado en mitad del río
Para poder trabajar en el hoyo, necesito tumbar la moto para que levante la rueda trasera y entre tumbada y tumbada, termino doblando el cambio de marchas pero, con una mano agarrando la moto para que no me la tire el viento y desde una posición mala para hacer palanca, consigo dejarla en su posición de origen. Ahora la moto si sienta bien, apenas me quedan fuerzas, como de esta no salga del atolladero me parece que me voy ya quedar aquí. Por suerte, Yasmina y yo, salimos airosos pero se me cae una vez más cuando la iba a parar, que asco de terreno. Le monto el top case y busco un sitio mejor para volver a colocarle las maletas a la moto pero, al fin, comienza a llover. Es una lluvia sucia, más arenosa que acuosa. Hay que tomar una decisión: puedo intentar seguir, terminar de cruzar este río y continuar la pista, pero en el mapa veo que voy a tener que cruzar 2 ríos más y no sé en qué estado van a estar, además si empieza a llover fuerte, la situación se va a complicar mucho. Al final, decido llevar las maletas a un punto donde pueda montarlas con seguridad. Voy a volver al cruce de caminos para tomar la ruta corta.
Ha sido un momento bastante agobiante, entre la lluvia, el viento y el terreno, he sufrido bastante, puede que vaya muy cargado para este sitio.
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Carretera a N'Kob
Casa Roja
El resto del camino a N’Kob es más fácil, aunque llueve, no es complicado seguir la pista hasta Tafetchna. A partir de aquí es carretera. Pese a la lluvia, el paisaje sigue siendo una chulada, los espacios abiertos rodeados de montañas en el horizonte y cubiertos por nubes grises son una delicia visual.
Llegado a N’kob es momento de buscar mi alojamiento. Hablé con mi amigo Hossin para se pusiera en contacto con el dueño del riad donde voy a pernoctar. Se llama Riad Casa Roja, me gusta el nombre, muy español. Me cuesta un poco encontrarlo porque la gente no sabe dónde está, puede que sea mi pronunciación castellana del nombre del riad, pero al fin doy con él aunque está cerrado. Vuelvo a llamar a mi amigo para que me de el teléfono del dueño y al poco aparece un hombre mayor que se acerca a mi como si me conociera, me da la mano y dos besos y me dice que le acompañe. Decir que en Marruecos cuando dos personas, sean del género que sean y la edad que tengan, se dan dos besos, o más bien juntan sus mejillas un par de veces, es porque hay un vínculo muy importante más allá de la sangre. Este hombre me ayudó a meter la moto en su garaje personal, me metió en su casa como si fuera uno más de la familia y me preparó algo de comida para acompañar el té. Este hombre mayor es el padre de Mohamed, el dueño del riad. Resulta que no me esperaban tan pronto y Mohamed aprovecho la tarde para resolver unos asuntos propios. Es verdad que no tenía intención de aparecer a media tarde por allí pero, habiendo cambiado la ruta, me ahorré un par de horas y a mí el tener que esperar en tan buen ambiente no me supone el más mínimo problema.
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N'Kob
Mohamed habla español muy bien, es una persona muy simpática y amable, me hace sentir tan cómodo que es una pena que solo me quede una noche, aunque vito como está el cielo, puede que me tenga que quedar una más si empieza a llover fuerte.
Para rematar este día, de cenar pude elegir cuscús. Me estoy volviendo todo un gourmet en comida Marroquí. Se apreciar el verdadero cuscús porque lleva un proceso tan elaborado y largo que el resultado final no se parece en nada a lo que puedas tomar en un restaurante de hotel, no digo que este último no esté rico, pero un cuscús casero es un manjar y, por suerte para mí, la hermana de Mohamed preparó cuscús casero hoy.
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Casa Roja
Ruta de altura
Que suerte, amanece soleado aunque con frio, por la noche no paró de llover pero las nubes descargaron todo lo que tenían que soltar y el día pinta muy bien.
La ruta para hoy es algo ambiciosa, la idea es llegar a Boulmane Dades y subir hasta la pista que une las dos gargantas, la del Todra y la del Dadès, ya me han dicho que es una pista difícil, y si ha llovido más aún, pero puedo hacer un intento y si no lo veo claro me salgo a la carretera y busco un alojamiento por la zona.
Voy a recorrer el macizo Jbel Saghro, considerada una de las zonas más secas de todo el Atlas donde está Amalou n'Mansour, la montaña más alta con su cumbre a 2712 metros, la cual no creo que sea accesible ni a pie.
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Camino a Jbel Saghro
En esta zona habitan las tribus de los Ait Sedrat y Ait Atta. Son bereberes principalmente nómadas, pero también existen familias asentadas en las escasas zonas donde el agua ofrece la posibilidad de cultivar la tierra. El camino que tomé discurre a orillas de un río donde los niños bereberes saludan desde sus casas a mi paso, incluso algunos vienen corriendo hasta la moto si ven que me paro.
Hay que tener mucho cuidado porque entre los sube y baja, los giros y la maleza, hay una probabilidad alta de tener un accidente, con la gente que camina por aquí, por la falta de visión. En cuanto empiezo a ascender y a dejar las zonas de cultivo detrás de mí el paisaje cambia, se vuelve excesivamente pedregoso y árido, pero, a pesar de esto, me ha parecido curioso la cantidad de albergues que hay a lo largo del camino de ascenso, no es que haya uno cada kilómetro pero si son frecuentes cada 10 o 15. Están incrustados en la roca y sus muros de barro se funden con la montaña. Por supuesto, todos se abastecen de placas solares y pozo de agua, hasta estos sitios no llega el tendido eléctrico.
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¿A que niño no le gusta las motos?
Debido a la creciente inclinación positiva y el terreno muy pedregoso, el ritmo de marcha es lento, la pista a veces se estrecha tanto que no sé si pasaría un 4x4 grande y si, por algún despiste, se tuviera la mala suerte de salirse por el precipicio, la caída sería mortal de naturaleza.
Llego al punto más alto de la pista, situado a 2310 msnm y pese a esto, aquí arriba no hace demasiado frio en parado. Toca descender.
Esta otra mitad del recorrido a Boulmane Dades no tiene nada que ver con lo anterior. Es una zona despoblada, con vegetación y la pista algo más rápida al haber menos piedras y más tierra. Es una suerte que el tiempo me esté acompañando propiciamente, hace frio pero también hace sol.
En cuanto las pendientes fuertes desaparecen el camino sige en descenso suave. El camino a Boulmane Dades está lleno de sube y baja, los desniveles son menos notorios y vuelvo a cruzar aldeas a mi paso para terminar en una pequeña carretea que me dejará en la N10.
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La subida es bastante dura pero merece la pena
No hay mal que por bien no venga
Pasado Boulmane pongo combustible y empiezo el ascenso por la garganta del Dades, por una de las carreteras más turística y emblemáticas de Marruecos, tanto es así que el mapa de papel de Michelin la eligió para la foto de portada. Durante los 30 kilómetros de ligero ascenso que hay hasta el popular mirador, es difícil que no encuentres alojamientos pues prácticamente las únicas edificaciones que hay son hospedajes en forma de hoteles, albergues, riads, pensiones o posadas que crecen siguiendo el curso del río Dades.
Mientras estaba en mi ascenso, puesto que acababa de empezar la tarde pero el cielo estaba oscureciéndose, paré en un hotel cualquiera a preguntar precio, así si tuviera algún problema más adelante y no tuviera tiempo para buscar donde quedarme podría ir a tiro hecho. La Jardin De La Source es un pequeño riad con una gente estupenda, Lahacen y Omar, que grandes personas, me dieron tan buenas vibraciones que no necesité preguntar más precios en otros alojamientos, me convenció la media pensión.
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Las elecciones electorales de hoy han dejado así las calles de Boulmane Dades
Justo estaba despidiéndome para seguir mi ascenso por la garganta y comenzó a llover, con lo que decidí cancelar lo que me quedaba planificado para este día y quedarme a descansar.
Al principio parece un sitio pequeño porque desde la carretera no se ve gran cosa pues tiene mucha vegetación en las zonas comunes, pero las habitaciones normales son bastante grandes, las suites son enormes, la cama muy cómoda y con almohada de verdad, puede parecer una tontería pero ya me he encontrado muchos sitios en Marruecos donde te ponen un cojín duro como almohada, aunque por ahora en este viaje todos los sitios donde me estoy quedando tienen almohada, una suerte.
Casi de noche, llegó un italiano en una Yamaha XJ900S de 1997 con bastante barro. Con lo que está lloviendo las carreteras están bastante sucias y es normal que cualquier moto asfáltica venga con una estética rally. Me puse a hablar un poco con el de lo típico, de dónde vienes, a donde vas, cuanto tiempo llevas por aquí y cuanto más vas a estar, entre otras cosas. Resulta que este hombre, con su moto de carretera con neumáticos específicos de asfalto, no se achanta a la hora de meterse por caminos de tierra y me preguntó por la pista que yo hice por la mañana hasta N’Kob desde aquí. Yo con esa moto, ni lo intentaría, sobre todo la zona de piedras es bastante problemática pero este hombre se lo pensó un rato y me dijo que lo decidiría sobre la marcha mañana. Nunca sabré si lo hizo pues después de ese pequeño momento de charla no volvimos a hablar más, no era muy sociable y la verdad es que le abordé yo a él.
Para rematar el día, Omar, que entre todo lo que hace, también es el chef, me prepara un abundante Tajín de pollo para chuparse los dedos.
​Puede que hoy no haya hecho muchos kilómetros pero ha sido un buen día, los paisajes de ayer y hoy han sido alucinantes, las pistas una pasada y la gente increíble.
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Le Jardins de la Source. Garganta de Dadès
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