Me levanto pronto porque quiero hacer el principio de la pista que va a una garganta también considerada muy peligrosa. Son las siete de la mañana, ya tengo todo el equipaje listo y yo estoy vestido para salir, solo me falta desayunar.
Salgo al salón y veo que la gente está igual que yo excepto los españoles, con los que conversé ayer noche, ello ya están montados en sus burras listos para rodar.
Le explico al dueño del albergue que vuelvo en unas horas, que no me llevo el equipaje, pero que estaré antes del mediodía.
La pista hacia la garganta no estaba resultando demasiado complicada, hay bastante gente en el camino, unos van con burros y otro con tractores, la verdad me esperaba algo más para ser de las más peligrosas. Después de ir a buen ritmo durante varios kilómetros llego a una aldea donde termina la pista, no sé qué ha pasado pero me parece que este camino no era el que yo tenía que coger, supongo que estas cosas pasan por no seguir un trazado GPS que ya haya hecho otro. Me vuelvo por donde he venido más rápido aún que antes, ya me lo conozco y además llevo el sol de espaldas. Llego al albergue, monto las maletas y me despido de Mou para ponerme en marcha a Meknes.
El camino es lo importante
Lo que merece la pena de un viaje es el camino, el destino es más una meta, si no tienes nada que contar entre el punto de salida y el de llegada, el viaje no habrá merecido la pena... o eso pienso yo. Desde Imilchil puedo subir por Khenifra hasta Azrou y desde allí a Meknes, pero ese camino ya lo hice en mí otro viaje a Marruecos y no es tan bonito como para repetir. Como es temprano y tengo muchas horas por delante decido ir por carreteras malas hasta Midelt, de allí subir a Azrou y luego a Meknes. Retrocedo unos kilómetros sobre la carretera que me llevo ayer a Imilchil y en el cruce giro a la izquierda por la P7319. Las carreteras marroquís que empiezan por P seguido de cuatro números son las más difíciles de clasificar pues son carreteras de tercer nivel en las que nunca sabes lo que podrás encontrarte, puede que el asfalto haya desaparecido, puede que sea un camino de arena de uso frecuente sin asfaltar, puede que una montaña se la haya comido y ya no exista, son como los Kinder Sorpresa, nunca sabes lo que te va a tocar, por eso son tan divertidas y por eso no se suele ver europeos a no ser que vayan en todoterreno o motos trail con rudas de tacos.
La carretera empieza en ascenso, se nota bastante porque el desnivel se ve a simple vista. Imilchil ya está bastante alto, a unos 2150 msnm, pero seguro que por aquí llegaré a zonas bastante más elevadas. Hay bastante gente transitando por la vía y apenas entra un coche, por un lado tienes la pared de la montaña y por el otro un risco, pero hay que tener cuidado con la gente que va en burro, los llevan tan cargados que abultan casi como un pequeño utilitario, pueden estar detrás de cualquier curva con lo que el ritmo de rodado es más lento de lo que me gustaría.
Pasado Ait Yekkou sigo ascendiendo para llegar al punto más alto de la carretera situado a 2649 msnm. Aquí encuentro un letrero bastante grande donde indica que el descenso es peligroso. Es curioso como el cartel presenta numerosos golpes que pueden haber sido producidos por piedras o... ¿disparos? Tenían razón, la carretera se vuelve más peligrosa de lo que ya era, hay tramos que solo son de arena y el poco asfalto que queda es gravilla, pero las vistas son una pasada, he dejado de ver gente en la carretera y ahora si puedo despreocuparme un poco de si voy a atropellar a alguien en el próximo giro.
Llego a un letrero que pone “Col Tizi n 'Timicha”. Es considerado uno de los pasos asfaltados más peligrosos de Marruecos, estando situado a 2409 msnm, y no es para menos visto lo visto hasta ahora. Aunque no lo sabía hasta que lo busqué en internet, pensando que para llegar a este paso hay que cruzar zonas más altas y en muy mal estado, una vez más me reitero en que lo mejor de un viaje es el camino y no el destino.
En una de las varias aldeas que hay que cruzar me encuentro a tres moteros que van en trails ligeras. Van en mi dirección pero han hecho un alto en el camino porque a uno se le ha roto la maneta de embrague en una caída y el “arreglatodo”, de esta aldea, está intentado solucionar su problema sustituyendo la maneta original por una de freno de bici. Esperemos que le aguante. Yo aprendí la lección en mi primer viaje a Marruecos en el que se me rompieron las dos manetas, desde entonces voy con unos cubremanetas de aluminio que están funcionando muy bien tanto en este como en anteriores viajes.
Como yo no puedo ofrecerles más ayuda de la que les están ofreciendo me despido y sigo mi camino que el tiempo apremia.
Avanzo por esta carretera, tan divertida como peligrosa, cruzando aldeas donde se puede ver cómo la gente vive realmente con lo mínimo aunque las antenas parabólicas no faltan en los tejados de adobe de las viviendas, pero esto es porque a estos sitios no llega señal televisiva ni por cable ni por radio. Pasado Tagoudint me encuentro con un cruce. Si sigo recto subiré por la P7319 y si voy a la derecha seguiré por una carretera a la que ni Google le ha puesto nombre, puede que incluso se convierta en pista y solo esté asfaltado este primer kilómetro que alcanzo a ver. A estas alturas ya estaba claro cuál iba a ser mi elección. La carretera misteriosa resulta ser más de mismo que me he encontrado hasta ahora pero sin gente.
Toma de decisiones
Llegados a un cruce en mitad de ninguna parte tengo que tomar una decisión importante y para añadirle tensión tengo un tipo pegado a mí que no para de hablar, aunque le diga que se calle un poco, sigue con su verborrea ¿De dónde ha salido este sujeto? llevo sin ver gente un buen rato y este cruce está a camino entre ninguna parte y a tomar por saco. A la derecha un letrero me indica que está Tounfit, lo busco en el mapa y veo que desde ahí sale una carretera que llega a la N13 dirección Zeida. A la izquierda sale una pista hacia el Cique du Jaffar, si me fuera muy mal puedo desviarme en un punto por un camino que va a la N13 más cerca de Midelt. El problema aquí es que todo lo que hay por esta zona puede ser carretera o camino y el tiempo podría volverse en mi contra si me equivoco de elección. El Circo de Jafar es un sitio donde todo aventurero ha estado o ha querido ir en algún viaje a Marruecos. En realidad es más un reto que un sitio que merezca la pena ver porque solo se trata de bajar por un sitio difícil hasta el lecho de un río, echar un vistazo por la garganta y volver por el mismo sitio o atreverse a continuar el lecho; además con las lluvias de estos días seguramente esté impracticable.
Entonces, empieza una discusión en mi interior:
- Vocecilla seria - Ve a la izquierda, es lo más razonable, vas con el tiempo justo y si tienes algún problema puede que la gasolina se termine antes de tiempo si tienes que dar vueltas o retroceder sobre tus pasos. - Vocecilla macarra - Ve a la derecha. - Yo - Pero oye vocecilla macarra, no me has dado una razón de por qué tengo que ir a la derecha. Vocecilla macarra -¡Porque mola! - Yo - Es un argumento de peso y no necesito más. Así que pongo rumbo a la derecha por la pista en dirección al Cirque du Jaffar, abandonando la P7309. No ha tardado mucho en aparecer el asfalto nuevamente, si es que se le puede llamar asfalto a este camino de grava gris. Menos mal que no me apetece circular rápido, este sitio es una chulada. A lo lejos veo un matorral muy grande y el morro de un coche que sobresale unos centímetros por delante. Al rebasarlos resultaron ser unos policías con un radar móvil y un todoterreno patrulla. Imagino que aunque este camino sea medio pista medio asfalto, como es la vía que tomaría un europeo para ir a Circo de Jafar, es más rentable poner el control aquí que no en la otra carretera, que no tomé, porque por allí solo transitan locales el furgonetas y coches que apenas pasan de los 60 kph. Sea cual sea la velocidad legal para circular por aquí yo no la rebasaba porque no me dieron el alto, menos mal. No es la primera vez que veo gendarmería en lugares remotos de Marruecos.
Cuando estoy cerca de Ali Ben Izguen el camino me da dos opciones: ir por la carretera que lo bordea o ir atravesando el pueblo que no tiene carretera y es todo camino de tierra. Esta vez sí que elijo la carretera, aun me queda bastante por recorrer y seguro que me voy a hinchar a pista más adelante. Cuando he recorrido una decena de kilómetros desde el cruce, llego a un punto cortado, esta carretera va a una presa y no dejan cruzar a pesar de que la carretera continúa por arriba. Que decepción, tengo que dar la vuelta y atravesar el pueblo pudiendo haberlo hecho antes si hubieran puesto un mísero cartelito indicando que la carretera está cortada.
Llegar a esta pueblo no es moco de pavo, desde donde estoy se ve el terreno lleno de subibajas, igual que una montaña rusa, pero son muchos los caminos que puedo elegir así que no me queda más remedio que guiarme por el instinto e intentar ir lo más recto posible. En uno de estos subibajas, me encuentro un hombre con un Audi 100 haciendo todoterreno al que paro para que me diga cual camino en más directo para salir al otro lado del pueblo. Me encantan los marroquís y su gran valor, o gran inconsciencia, para meter cualquier vehículo viejo por sitio donde los 4x4 modernos, recién salidos de fábrica, soñarían. Una vez más me encuentro con una competición de mtb y el camino de salida del pueblo lleno de bikers, no sé si son los que me encontré en las gargantas, o es otra competición, pero hay un montón.
Cirque du Jaffar
En una de las muchas curvas de esta carretera sin nombre llego a una zona de carteles informativos. Una dirección es la que más me llama: la del Circo de Jafar. Si veo que no puedo con ello me doy la vuelta y sigo la carretera. La pista hacia el Circo es una gozada, de ascenso fuerte y rápido por una pista bastante accidentada e inestable, las vistas son impactantes cuando sales a alguna zona fuera de la vegetación, es un sitio increíble, la tierra anaranjada contrasta con el verde oscuro de los árboles, por suerte el día está siendo muy soleado y esta luz solar aviva toda esta paleta colores. En el camino es posible encontrarse algún nómada que vive en las montañas con sus cabritillas pastando a sus anchas. Una mujer muy mayor se me acercaba mientas me hacía señas de que parara. Puede necesitar algo así que paré a su altura. Era una anciana desaseada, piel morena y estatura pequeña. Me invita a una taza de té pero como voy pillado de tiempo declino la proposición, dándole las gracias y cuando me dispongo a moverme me agarra el brazo y me pide dinero…
Contratiempos
Durante el camino la GoPro se quedó sin batería una vez más, pero como me apetecía seguir grabando este recorrido me paro para cambiarla. Según detengo la moto veo que la bolsa de depósito no tiene la cremallera cerrada y al abrirla no veo mi móvil ¡lo he perdido! No me lo puedo creer, no la cerré, pero ¿desde cuándo está abierta? Me doy media vuelta y a ritmo lento vuelvo sobre mis rodadas. No creo que nadie lo encuentre, estoy más solo que el protagonista de la película "Soy Leyenda". Lo que me da miedo es que se haya caído fuera del camino monta abajo, si es así, no lo recuperaré nunca. El camino se me hace largo y tengo esa sensación de que me he pasado el lugar donde sucedió. Haciendo memoria recuerdo que algo me golpeó la pantorrilla en un momento y pensé que fue una piedra pero seguramente fue el móvil cuando se salió de la bolsa. De ese momento me acordaba que el sol me daba de lleno con lo que por las zonas de sombra circulaba algo más rápido con intención de ganar tiempo.
Cuando vi en mitad de la pista esa mancha negra de forma rectangular no me lo podía creer, se me caían las lágrimas. Puede parecer una tontería pero no tengo dinero para un sustituto de gama alta como este, es verdad que tiene tres años, pero sigue siendo potente y fiable a día de hoy y no me apetece perder toda la información que llevo en él.
En este momento, después de recuperar el ánimo con mi hallazgo, pienso que debería volverme y dejar esta pista para otro viaje, pero, según el mapa, solo me quedan 12 kilómetros para que esta pista se convierta en carretera, eso sí, ya no puedo bajar hasta el Circo de Jaffar. Sigo con rapidez, demasiada a veces, veo a lo lejos unas máquinas trabajando y lo que parece ser una furgoneta Mercedes Benz del tipo TN/T1, de esas que tienen 30 o 40 años, muy populares en Marruecos. Si una furgo de esas puede llegar yo también.
Sigo descendiendo por la pista hasta un río seco pero ancho, muy ancho, posiblemente sea el Río Jaffar. Mira tú por donde al final algo de río si voy a pisar. No me hace mucha gracia esto, el sol se está ocultando y no tengo ganas de meterme a la aventura por este manto de rocas pero es lo que toca, ya no me voy a dar la vuelta habiendo llegado hasta aquí.
No hay pista ni rodadas, toca explorar. La moto empieza a dar botes y a tocar con la panza en las piedras, me recuerda un poco a cuando intenté hacer la pista que une las Gargantas del Todra y Dadès. Sigo bajando y la salida del camino se empieza a alejar mucho, hay que cambiar de estrategia. Me bajo de la moto y exploro la zona a pie antes de seguir machacando la moto, es lo mejor para los dos. Cuando ya lo tengo claro y veo una vía de escape me pongo manos a la obra y empiezo a subir nuevamente por el lecho del río hasta salir a la pista, es un mal trago, desde aquella vez en las gargantas me dije a mi mismo que no volvería a cruzar más ríos de este tipo, pero esto es lo que pasa cuando vas a un sitio que no conoces. Al poco de continuar la pista me toca cruzar otro río, no es ancho pero está complicado, no obstante no me queda otra que seguir hacia adelante.
Continúo ascendiendo por la pista y no tarda en aparecer otro río, no es tan ancho como el primero aunque si más que el segundo y este esconde una sorpresa: el terreno es blando. Desde la orilla, viendo tantas piedras, no podría imaginarme que me hundiría en ellas, se mueven y se desplazan casi como la arena. Al final, me quedo atascado con lo que me toca desmontar las maletas. Como la orilla de salida está difícil porque el terreno se ha desplazado y ha quedado una rampa con demasiada pendiente, decido salir de allí sin maletas y transportarlas a mano.
Estoy bastante cansado después de esta maniobra, pero el mapa dice que por aquí empieza el tramo de carretera, aunque fuera igualmente pista no me supondría un problema sabiendo que los marroquís circulas con sus coches aun siendo estos viejos. Según avanzo unos metros en la primera curva me encuentro con otra sorpresa más: la pista estaba cortada. La montaña se ha desplomado y se ha llevado todo, incluido un tramo de la pista.
No me lo puedo creer, ¿cómo se ha complicado todo tanto? En otras circunstancia no hubiera pasado nada, pero el gran problema es que en dos días tengo que empezar a trabajar y se supone que a partir de aquí solo sería una hora más de pista y lo que quede de tarde por la N13 dirección norte.
No hay tiempo para pensar, solo para actuar, la única opción es retroceder toda la pista, salir a la carretera por el lado de entrada y rodear todo el parque natural del Circo de Jafar, es una vuelta del copón pero es la única opción. Me doy la vuelta, cruzo el primer río, sigo la pista, cruzo el segundo río, sigo la pista, vuelvo a pasar por delante de la anciana, sigo la pista y por fin salgo a la carretera casi de noche. Para salir a la carretera pasé casi las mismas penurias que a la ida a diferencia de que ya me conocía el camino y pude solventar los obstáculos más fácilmente o por lo menos con más temple. Sigo la carreterucha de montaña, que se encuentra en muy malas condiciones, hasta al fin salir a la N13. Llamé a mi amigo Hossin para ver si me podía buscar un sitio en Midelt mientras voy llegando. Puede parecer que lo más razonable sería empezar a subir y parar en el camino de ascenso pero conducir de noche en Marruecos es muy peligroso y la N13 lleva demasiado tráfico nocturno, me había saltado la reserva de combustible y no quería añadir una cosa a más a la lista de contratiempos, Midel está a menos de 20 minutos y tiene gasolineras. Puede que parezca que el día se terminó encontrando un hotel y marchándome a dormir pronto pero lo que sucedió esta noche lo dejo para el siguiente relato porque no tiene desperdicio.
2 Comentarios
Rafa
14/12/2016 10:49:17
Vaya día! Muy interesante tu aventura. Saludos.
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Rubén Maxtral
18/12/2016 13:44:15
Ni que lo digas, así es la aventura de impredecible :D. Gracias por comentar. Un abrazo.
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