La Fundación Infante de Orleans (o FIO), es un organismo sin ánimo de lucro para la conservación del patrimonio aeronáutico de España, principalmente por medio de aviones históricos en condiciones de vuelo.
Este un museo de aviones históricos “vivos” tiene su origen en 1984, cuando un grupo de profesionales de la aviación creó la Sección de aviones Históricos del Aeroclub José Luis Aresti.
Para consolidar esta iniciativa se constituyó en 1989 la Fundación, con el objetivo de contemplar la más amplia colección posible de aviones que han jugado un papel prominente en el desarrollo de la aeronáutica española, eligiendo el nombre de Infante de Orleans, por ser este personaje un distinguido piloto y apasionado de la aviación que apoyó la aeronáutica en España hasta su fallecimiento.
Un año más tarde, en 1990, la FIO eligió el Aeropuerto de Madrid-Cuatro Vientos como sede de sus operaciones por ser un aeródromo para operaciones de tráfico aéreo privado, estar cerca de Madrid y ser la sede del Museo de Aeronáutica y Astronáutica de España.
La colección de aviones de la fundación cuenta en la actualidad con 40 ejemplares de 32 modelos diferentes, que representan un periodo muy importante de nuestra historia aeronáutica, en perfectas condiciones de vuelo.
Todos los primeros domingos de cada mes, excepto enero y Agosto, abren sus puertas a las 11:25 y durante una hora se puede ver muy de cerca estas joyas voladoras y un entendido de estos aparatos explicará con detalle cualidades y anécdotas por la megafonía del evento. Los letreros de prohibido fumar están por todos lados y es que estos aviones en uso están cargados con combustible, porque no son solo piezas para museos, ahí reside la belleza del evento, no son cascarones remozados, son piezas históricas operativas.
Una mención especial para este evento concreto cuando por primera vez en la historia de la fundación FIO se vuela un autogiro cedido por la Asociación Juan de la Cierva Codorniu. A los mandos de este bonito Autogiro ELA 07 de color rojo se puso la primera piloto de caza de la historia de la Patrulla Águila, Rosa García Malea.
Después se podrán seguir viendo las aeronaves sin guía mientras hacen unos sorteos para los donantes de la fundación.
Mientras los pilotos que van a controlar estas máquinas, se van reuniendo y charlando entre ellos, todos con un mono azul y bastante mayores, no se la vida de ninguno pero viendo como cada uno inspecciona el avión que le ha tocado se nota que son de la vieja escuela, cada cable, cada tapa, casi cada tornillo, es comprobado allí mismo por el piloto.
Es la hora de ponerse las “chichoneras” de cuero. Sobre las 12:30 se despeja la zona de visitas, se les quitan las trabas a las ruedas de los aviones y se arrancan los motores. Este es el momento más espectacular, he visto decenas de películas, jugado a decenas de videojuegos y ver estas máquinas arrancadas a 15 metros de donde estoy es totalmente distinto a como se representan en un monitor, es increíble. El ruido de los motores, la hierba seca volando por todos lados por el aire desplazado… es una sensación brutal.
Tarda una media hora en sacar a vuelo los aviones y cuando esto sucede, vuelven a abrir las verjas y el público puede entrar en la zona de exposición. Lo aviones irán pasando uno a uno y en formaciones por encima del público durante una hora. Este momento es excelente, sobre todo por el sonido cuando pasan.
Sobre las 14:00 los aviones han aterrizado y es momento de abandonar el lugar con muy buen sabor de boca.
Es un evento que merece la pena disfrutar alguna vez, creo que está justificado el precio que equivale al coste de un menú en un Burger King, por disfrutar de algo que pocas veces se ve y se siente.
Si me tuviera que quedar con un favorito me decantaría por el Boeing Stearman Kaydet de los años 40. Verlo tan “tocho” con su potente motor radial de 7 cilindros y 450 CV, en ese color azul y amarillo U.S. Navy de la época, me encanta. Es el avión clásico de todas las pelis americanas en las que aparece un avión fumigador, normalmente rojo, y es que después de prestar servicio en las fuerzas aéreas estadounidenses, los vendieron a percio de saldo para usar en el mundo civil y como eran muy potentes y tenía gran capacidad para cargar mucho fertilizante, eran idóneos para su nuevo cometido.
La historia de cada aeronave la encontrarás con todo lujo de detalles en la web de Infante de Orleans aquí.
2 Comentarios
Juan Manuel
4/12/2017 16:31:23
Este museo volante es un tesoro. Me alegro de que le hayas dado cobertura con este fantástico artículo, y de haber compartido ese día contigo. Un saludo.
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Rubén Maxtral
4/12/2017 22:47:50
¡Coincido contigo!, fue sensacional y lo pasamos genial. ¡Muchas gracias! Saludos.
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¿Que vas a encontrar por aquí?Hay veces que necesito contar algo que no tiene que ver con viajar estrictamente, cosas como vivencias varias, relatos sobre acontecimientos, desvaríos varios y muchos más temas que quedarán reflejados en esta sección cuyo nombre le va como anillo al dedo ya que encontrarás escritos donde trataré materias inconexas y mezcladas... por si fuera poco... Compartir MisceláneaRelatos-Clásicos voladores
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