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Soy una persona curiosa, inquieta, necesito estar en movimiento y sentir que aprovecho la vida.
Siempre me ha gustado mucho viajar, cuando apenas tenía nueve años me escapaba de la vigilancia de mis padres y me iba a recorrer mi pueblo. Más tarde, con catorce años y mi bici, ya me iba a explorar los pueblos y rutas de alrededor de mi ciudad. Antes de cumplir la mayoría de edad había estado en 6 países europeos gracias a mis padres que ahorraban todo el año para darnos un viaje de vacaciones en algún país extranjero una vez al año. A los diecisiete años hice el camino de Santiago en solitario desde San Jean Piet De Port hasta Santiago de Compostela en bici de montaña metiéndome por caminos, pistas y zonas rurales apartadas de las urbes. |
Cuando conseguí sacarme el carnet de conducir y comprarme un coche de segunda mano empecé a recorrer España.
A partir de 2009 me picó la curiosidad por salir de Europa en solitario y por primera vez hacía un viaje transatlántico hasta Ecuador, país que recorrí de la forma más mochilera posible y que repetiría en el mismo año. Colombia y República Dominicana fueron mis objetivos posteriormente y en Dominicana repetí nuevamente en 2014. Bien, se nota que me gusta viajar pero ¿y esto de hacerlo en moto? Mi afición por las motos es muy reciente, apena llevo desde 2013 en el mundillo de las dos ruedas motorizadas, y fue descubierta simplemente por un cambio de vida en 2011 cuando decidí reciclarme terminando una relación sentimental que me había limitado bastante en mis inquietudes. |
Empecé a probar aficiones nuevas. He pasado por el skate, alpinismo, tenis, senderismo, escalada, surf, espeleología y muchos videojuegos, pero nada me enganchaba suficiente como para seguir con ellos de continuo, el mountain bike, mi gran afición desde la infancia, estaba abandonado desde hace unos años, simplemente me cansé de pedalear, y entonces se me ocurrió que porque no comprarme una moto, de chaval nunca tuve una y darle mantenimiento a estas máquinas no puede ser mucho más difícil que dárselo a una bici de gama alta.
Pues dicho y hecho.
Pues dicho y hecho.
Tenía claro que quería empezar directamente con marchas, no quería un escúter o algo automático porque no necesitaba ir al trabajo con ella. Mi primera moto fue una Daelim Roadwin de 125 de cuarta mano que la arreglé yo mismo. Aún recuerdo la primera vez que salimos a pasear, esa misma noche según cerraba la puerta del garaje la pata de cabra se aflojó y se me calló en parado, no había encendido el motor y ya tenia la primera caída. Arreglé los desperfectos como puede, pues esa noche yo quería salir con mi nueva compañera. Solo ir por el pueblo a 40 kmph era una sensación brutal, era como si fuera a 180 kmph, mi cazadora haciendo resistencia contra el aire, los pantalones fustigando mis piernas y mis pies indecisos en su aprendizaje intentando sincronizarse con las manos para manejar aquella bendita creación del hombre.
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Solo llevaba 1 hora rodando y ya estaba enganchado, incluso se puso a llover pero me daba igual estar empapado, la adrenalina me calentaba. Me picó el gusanillo con esto de las motos, por fin encontré la afición que me satisfacía plenamente y pasados 4 meses tocaba dar el salto a mayores cilindradas.
Me saqué por libre rápidamente el A2. solo asistía a la autoescuela para pagar las tasas de los exámenes, aprobé el teórico a la primera, di 3 clases en circuito cerrado para ver cómo iba y aprobé el segundo examen, después hice otras 3 clases de circulación y me examiné el último día antes de que la DGT cerrara por vacaciones todo Agosto, lo había conseguido, al ver la cara del examinador sabía que ya tenía mi carnet asegurado, cosa que él confirmó mientras nos dábamos un apretón de manos diciendo: "Lo has hecho muy bien, has ido muy natural".
Me saqué por libre rápidamente el A2. solo asistía a la autoescuela para pagar las tasas de los exámenes, aprobé el teórico a la primera, di 3 clases en circuito cerrado para ver cómo iba y aprobé el segundo examen, después hice otras 3 clases de circulación y me examiné el último día antes de que la DGT cerrara por vacaciones todo Agosto, lo había conseguido, al ver la cara del examinador sabía que ya tenía mi carnet asegurado, cosa que él confirmó mientras nos dábamos un apretón de manos diciendo: "Lo has hecho muy bien, has ido muy natural".
No tenía ni el cartón blanquiverde que me permitía conducir motos de 35 kW, y ya estaba enamorado de nuevo, una Suzuki GSF 650 Bandit de tercera mano y carburación fue mi próxima candidata y la culpable de quedarme enganchadísimo a esta gran afición.
Con la Bandit me llegó el gusanillo de viajar en moto, cada vez me iba más lejos pero siempre volviendo en el mismo día o fin de semana. Ya sé que puedes viajar con cualquier moto, sin buscar muy lejos, mi padre se vino a Madrid desde Astorga en su Vespa en los 70 y hay gente recorriendo el mundo en motos de pequeña cilindrada, pero esta montura no me convencía para viajar a lo grande para llegar a cualquier parte del mundo.
La pena es no tener sitio más que para una moto, me hubiera encantado tener la Bandit y mi actual BMW juntas, pero cada nueva moto tiene que ocupar el sitio de la anterior en el limitado garaje del que dispongo, aunque en mi corazón cada una tendrá su parcelita propia.
Con la Bandit me llegó el gusanillo de viajar en moto, cada vez me iba más lejos pero siempre volviendo en el mismo día o fin de semana. Ya sé que puedes viajar con cualquier moto, sin buscar muy lejos, mi padre se vino a Madrid desde Astorga en su Vespa en los 70 y hay gente recorriendo el mundo en motos de pequeña cilindrada, pero esta montura no me convencía para viajar a lo grande para llegar a cualquier parte del mundo.
La pena es no tener sitio más que para una moto, me hubiera encantado tener la Bandit y mi actual BMW juntas, pero cada nueva moto tiene que ocupar el sitio de la anterior en el limitado garaje del que dispongo, aunque en mi corazón cada una tendrá su parcelita propia.
Para mis aventuras moteras me compré lo mejor que pude pagar y adaptar a mi carnet limitado, una BMW G 650 GS de 2013 importada de italia.
Esta moto me ha cambiado la vida, la compré solo para viajar y a pesar de que me costó adaptarme pasando de un motor tetracilíndrico a un monopistón, del agradable sonido de molinillo de café al ralentí a un traqueteo meneón capaz de sacarte los empastes, del poderoso tubo de escape libre de carbono al petardeante escape actual... hice una buena compra. La equipé para viajar con lo mejor que le pude poner en maletas y gomas mixtas. Mi próxima meta estaba en Cabo Norte, tenía la moto lista, tenía los días, tenía el dinero, tenía las ganas locas... |
Pero ese viaje tenía que esperar, así lo decidió el destino. Unos días antes de partir decidí practicar por algo de campo sin complicaciones para no tocar tierra con la moto de nuevas en Noruega, y en una de esas prácticas me tocó vivir una de las más temidas experiencias de los motoristas: un grave accidente. Para más inri, esto sucedió en mitad del campo a kilómetros de las urbes. Recuerdo un terrible dolor que abarcaba desde las caderas al hombro y desde el cuello al brazo, apenas podía despegar el codo izquierdo de las costillas de lo que me dolía. "Hay que ponerse en marcha" pensé, pues cuando las heridas están calientes todavía hay unos minutos para actuar. Levanté la moto como pude con el brazo sano y me fui rodando hasta el hospital. En un principio pensaban operarme pero tomaron la decisión de que el cabestrillo era lo mejor, suerte que iba "vestido de romano" cuando me la di, pues las protecciones evitaron un resultado mucho peor.
Mientras me recuperaba del accidente me echaron de mi trabajo habiéndoles entregado casi 5 años de esfuerzo y dedicación. Tanto tiempo libre y yo con un brazo en cabestrillo soportando el calor que hizo ese veraniego mes.
Podía haber cogido miedo después de aquello pero lo único en lo que pensaba era en subirme a la moto cuanto antes. Ya no podía subir al norte por las frías temperaturas y lluvias constantes que comenzaban en Septiembre, con lo que si no era hacia arriba mi camino estaría hacia abajo. Con el alta en la mano y un diagnostico muy favorable de recuperación, pero si estar al 100% operativo, puse rumbo al sur. No creía que aguantaría ni dos semanas, era mi primer viaje más allá de un fin de semana en moto... |
Pero al final, con mi princesa, he recorrido Marruecos y el Sahara Occidental haciendo 11.000 km, durante casi dos meses, por todo tipo de pistas y carreteras ruinosas descubriendo un mundo nuevo que me llama y me fascina cuanto más pienso en ello: El viajar en moto.
Después de aquello, encontré otro trabajo y lo fui combinando con mi pasión por viajar con lo que tenía dos jornadas: De Lunes a Viernes: oficina; De Sábado a Domingo: moto. ¡Qué bonita es España de finde a finde!
Al terminarse mi trabajo, nuevamente me propongo llegar a Nordkapp, pero desde el primer momento me lo plantee erróneamente, quise hacerlo como en Marruecos y no fui preparado para pasarme todos los días bajo lluvia, con lo que tuve que improvisar en Alemania y cambiar todo el viaje. No hay mal que por bien no venga, con el cambio empecé a disfrutar viajando de forma improvisada, lo que pensaba hacer al día siguiente lo planeaba el anterior y volvía ese espíritu de aventura con el que tanto disfruto.
Después de aquello, encontré otro trabajo y lo fui combinando con mi pasión por viajar con lo que tenía dos jornadas: De Lunes a Viernes: oficina; De Sábado a Domingo: moto. ¡Qué bonita es España de finde a finde!
Al terminarse mi trabajo, nuevamente me propongo llegar a Nordkapp, pero desde el primer momento me lo plantee erróneamente, quise hacerlo como en Marruecos y no fui preparado para pasarme todos los días bajo lluvia, con lo que tuve que improvisar en Alemania y cambiar todo el viaje. No hay mal que por bien no venga, con el cambio empecé a disfrutar viajando de forma improvisada, lo que pensaba hacer al día siguiente lo planeaba el anterior y volvía ese espíritu de aventura con el que tanto disfruto.
La transpirenaica off-road de Cantábrico a Mediterráneo, no la planeé, solo pensaba estar una semana en total pues tengo mala suerte para las zonas lluviosas pero no pudo salir mejor y me quedé el doble del tiempo inicial. “No plans”, solo hablar con los locales para que me recomendaran las mejores rutas off-road, ¡Una pasada!
Esto no ha hecho más que empezar y por ahora montar en moto va más allá de desplazarse en un medio de transporte. Quién sabe si algún día simplemente se convierte en mi nueva forma de vida, por ahora espero poder seguir disfrutando de muchas aventuras. Puedes echarle un vistazo a una entrada que escribí con las diez preguntas que más suelen hacerme aquí. |
Solo hace falta algo de locura, un poco de aventura, un toque de suerte y, sobre todo, muchas ganas de hacerlo, lo agitas suavemente y tienes el cóctel perfecto para disfrutar de esta vida que es tan corta. |
Rubén "Maxtral" Botas, 02 de Febrero de 2017